TULUM, México – La península de Yucatán, enclavada en el extremo sur del Golfo de donde el país deriva su nombre, se erige como la principal atracción turística de México. En 2022, más de veinte millones de visitantes encontraron un respiro en sus hoteles, atraídos por los antiguos vestigios mayas de Chichén Itzá, Tulum, Uxmal o Ek Balam, y las atractivas arenas caribeñas de Cozumel, Playa del Carmen y Cancún. Sin embargo, otra joya escondida atrae a exploradores de todo el mundo: el cenotes.
Estas piscinas de agua dulce al aire libre, que suman aproximadamente 2,400 en toda la península, no solo son maravillas naturales impresionantes, sino también recursos cruciales para las pequeñas comunidades que residen en el interior. Dependen completamente de cenote agua para bañarse, lavar la ropa e incluso beber, especialmente en las aldeas más remotas.
Alan de la O, uno de los fundadores de la cooperativa Bejil-Ha, dedicada a preservar más de 50 cenotes de la comunidad de Chemuyil, destaca la importancia de estos oasis naturales: “Dependemos totalmente del agua de los cenotes: nos bañamos con ella, lavamos nuestra ropa y utensilios de cocina y, en las comunidades más remotas, incluso la bebemos”.
Con el compromiso de mostrar esta belleza a los visitantes a través de recorridos altamente restringidos y respetuosos con el ecosistema, la cooperativa Bejil-Ha se ha ganado el apodo de "los guardianes de Chemuyil". Su misión se extiende a generar conciencia dentro de la comunidad y entre los turistas sobre la importancia vital de los cenotes y las cuevas. conservación en Quintana Roo
Este compromiso no ha pasado desapercibido y la compañía hotelera española Iberostar ha optado por apoyar a esta comunidad. turismo Iniciativa. Iberostar forma parte de 'Líderes con Propósito', un consorcio de empresas que se autogobiernan según su propósito corporativo. Esta alianza se alinea con el propósito corporativo de Iberostar, que incluye contribuir al desarrollo social y económico de las comunidades locales cercanas a sus propiedades.
Para ello, Iberostar ha firmado recientemente una alianza con Planeterra, una organización sin ánimo de lucro centrada en el turismo comunitario. El objetivo es poner en marcha 36 proyectos de turismo comunitario que beneficien a más de 955,000 viajeros potenciales, involucren a 35 comunidades locales y mejoren la vida de más de 13,000 personas para 2030. Bejil-Ha es uno de los pioneros en esta iniciativa.
Alejandro Borrás, director de la Fundación Iberostar, se muestra entusiasmado con esta alianza: “En Planeterra hemos encontrado al socio perfecto. Llevan dos décadas utilizando el turismo como herramienta de desarrollo comunitario y nos encanta su enfoque. Normalmente, las comunidades locales quedan al margen de la organización de los circuitos turísticos, pero han reconocido que al integrarlas, el impacto social, económico y ambiental es mucho más significativo”.
Aunque Planeterra ha colaborado con operadores turísticos en numerosos proyectos para destacar y apoyar a las asociaciones y cooperativas locales, esta es la primera vez que colaboran con una cadena hotelera. Jamie Sweeting, presidente de la Fundación Planeterra, elogia esta colaboración: “Esta asociación con Iberostar es un ejemplo brillante que inspira a todo el sector turístico y la industria hotelera. Si bien las principales cadenas hoteleras aún no han adoptado plenamente la integración de las comunidades locales, este proyecto destaca por su impacto real. Con el potencial de replicar este modelo en 16 países y en más de 100 propiedades hoteleras, Iberostar tiene el poder de transformar innumerables comunidades”.
En 2022, la industria turística mundial generó casi 600 millones de euros, según Mobility Market Outlook. Sin embargo, las comunidades locales y las pequeñas empresas, que soportan la peor parte de la presión del turismo, rara vez reciben una fracción de esa cantidad. El trabajo de Planeterra gira en torno a apoyar y fortalecer el turismo comunitario para romper esta tendencia, proteger estos destinos y mejorar las economías locales.
Iberostar innova para garantizar que sus huéspedes contribuyan activamente a las comunidades locales. La típica configuración de “todo incluido” suele implicar que los huéspedes rara vez se aventuren más allá de los confines del hotel, lo que se traduce en beneficios mínimos para las comunidades locales. Sin embargo, como parte de su compromiso de generar un impacto positivo a través del turismo responsable, Iberostar tiene como objetivo involucrar activamente a las comunidades locales en la oferta turística. Este enfoque no solo contribuye a mejorar las condiciones de vida de los miembros de la comunidad, sino que también enriquece las experiencias de sus huéspedes.
Los tres primeros proyectos de la colaboración entre Iberostar y Planeterra ya están en marcha, uno en México y dos en República Dominicana. En México, la cooperativa Bejil-Ha organiza tours que animan a los huéspedes del hotel a explorar los cenotes de Chemuyil, que se encuentran fuera de las rutas turísticas habituales. Según Alejandro Borrás, estas experiencias ofrecen un modelo auténtico y han triunfado en el mercado.
En República Dominicana, las comunidades locales se acercan al Hotel Iberostar Costa Dorada para ofrecer experiencias inmersivas. Por ejemplo, los huéspedes tienen la oportunidad de aprender sobre el cultivo del cacao y la producción de chocolate a través de la cooperativa El Chocal, beneficiando a más de 200 familias en Altamira, Puerto Plata. Además, la Asociación de Artesanos de Madera Petrificada de la comunidad de Imbert, también en Puerto Plata, permite a los huéspedes aprender sobre las técnicas locales de tallado de madera y comprar sus productos, apoyando a más de 250 familias.
Estos tres programas piloto, que llevan pocos meses en marcha, sirven como campo de pruebas para comprobar la eficacia de los 33 proyectos que están por venir. “Con Planeterra hemos identificado dos destinos prioritarios, México y República Dominicana, donde tenemos más propiedades”, afirma Alejandro Borrás. “Pero iremos allí donde tengamos hoteles. También en la región EMEA (Europa, Oriente Medio y África), donde hemos iniciado un proyecto en Agadir, Marruecos, siguiendo el modelo de República Dominicana, con una cooperativa de mujeres trabajando con aceite de argán”.
La idea es la misma en todos los casos: dinamizar la economía local, crear empleo, combatir la despoblación, fomentar el respeto por la naturaleza, preservar las tradiciones y fomentar la apertura de nuevos negocios. Iberostar busca brindar a sus huéspedes experiencias auténticas que no serían accesibles de otra manera, ya sea nadando en cenotes como Ta'akbi-ha, K'oox Baal o Xunaan Ha después de una caminata por la selva, o concluyendo la aventura con una experiencia gastronómica tradicional ofrecida por las mujeres de Chemuyil.
Marvin Heb, miembro de la cooperativa Bejil-Ha, comparte su conexión personal con los cenotes: “Crecí comiendo la misma comida con influencias mayas y bañándome en estos cenotes. Los mismos senderos por los que ahora guiamos a nuestros huéspedes fueron los que recorrimos en busca de palomas cuando éramos niños”.
Marvin reflexiona sobre cómo él y sus amigos de la infancia dejaron de visitar los cenotes a medida que crecían. Sin embargo, cuando regresaron a los veinte años y presenciaron el deterioro de su estado, decidieron crear Bejil-Ha, un término maya que significa "camino de agua", para restaurarlos y transformarlos en una atracción turística sostenible que beneficie a toda la comunidad.
Mientras algunos cooperativistas montan guardia a diario en la entrada de los principales cenotes de Chemuyil para regular el número de visitantes y asegurarse de que admiran y disfrutan de estos ecosistemas subterráneos sin causar daños ni contaminación, otros organizan tours para dar a conocer a los turistas, como los que se alojan en los hoteles Iberostar, estas experiencias únicas y sostenibles. Marvin Heb explica su compromiso: “Es nuestro compromiso con las comunidades de Chemuyil y Akumal; nuestra pequeña contribución para preservar esta forma de vida y esta paz”.